En un mercado cada vez más globalizado que demanda mejoras más rápidas, servicios más ágiles y mayor calidad en los productos, las PYMES encuentran un difícil escenario en el que competir contra rivales más grandes y mejor preparados económicamente. La transformación digital da una oportunidad a la pequeña y mediana empresa.
Ofrece a las PYMES, mediante medios digitales, optimizar sus procesos para obtener la inmediatez necesaria con la que llevar su producto o servicio al mercado, en un tiempo relativamente corto y utilizando plataformas tecnológicas antes solo accesibles para las grandes corporaciones.
Mucho se ha escrito sobre la transformación digital y sigue existiendo gran confusión en el concepto. Transformarse digitalmente no significa tener una página web, un perfil en Facebook o ni tan siquiera contar con programas de gestión empresarial como CRMs. No se trata de la transformación por moda, la transformación digital debe entenderse como un modo de mejorar la eficiencia, flexibilidad y agilidad de la organización, es decir, tiene que ver con mejorar el rendimiento de los procesos de una empresa.
Su relación con la tecnología es obvia, ésta nos permite alcanzar nuevas oportunidades de negocio que antes encontrábamos vetadas pero el paso del proceso analógico al digital trae consigo muchos cambios que, si son mal gestionados, nos hacen correr el riesgo de perder nuestra identidad como empresa. Sí, debemos virar el rumbo de la empresa adaptándola a las nuevas exigencias del mercado, pero no hacia un camino nuevo o desconocido, se trata de aportar el sello de la empresa, aquello por lo que estamos en el mercado, lo que sabemos y se nos da bien hacer al nuevo paradigma digital, ofreciendo propuestas de valor a un mercado que demanda nuevas soluciones a problemas tradicionales. Se trata de iniciar el camino hacia nuevas lógicas, nuevos modelos estructurales y operacionales que nos brinden nuevas oportunidades y una mayor eficiencia.
Debemos ser conscientes de que esto es un camino de no retorno. La transformación digital no es un estado de no transformado a transformado, sino que es una evolución constante en la que si nos relajamos, podemos quedar rezagados.
También debemos comprender la gran inversión económica y humana que implica, en modo recursos tecnológicos (implantación, desarrollos a medida, soporte), en formación del personal y en atracción de nuevo talento.
Pero hay más, para hablar de una verdadera transformación digital no se trata solo de acumular recursos tecnológicos, el objetivo final de la transformación es optimizar procesos y automatizar algunas funciones rediseñando los mismísimos modelos de negocio de la empresa.
Existen tres pilares para impulsar la transformación:
- Personas comprometidas para impulsar el cambio.
- Procesos que deben transformarse para ser ágiles, rápidos y flexibles y que optimicen costes aumentando la rentabilidad.
- Tecnología como palanca facilitadora del cambio.
Estos pilares se juntan en acciones clave dentro de la transformación. La integración de los sistemas es donde se encuentra la verdadera posibilidad de explotación de los datos y donde se focalizan los principales y más habituales problemas de las empresas.
La articulación y conectividad entre los distintos sistemas y herramientas debe ser tratado como un punto crítico en el proceso de transformación digital. Los proveedores seleccionados deben hacer frente a su parte de responsabilidad y tomar protagonismo en el cambio guiando a la empresa cliente desde su área de actuación con buenas prácticas en la implantación, formación y mantenimiento de sus herramientas. Pero no nos equivoquemos, el liderazgo debe provenir de dentro de la empresa. Es fundamental que un actor interno coordine y dirija a los distintos proveedores, con sus diversos sistemas y los integre en el ecosistema de la organización. Esta tarea, por tanto, no puede subyacer de un actor externo sino que debe ser orquestada desde dentro para dotar de dinamismo el proceso de transformación y vencer la resistencia al cambio interno (que en mayor o menor medida siempre se produce) implicando al resto de los trabajadores, ya que es primordial que los implicados en el uso de las nuevas herramientas las utilicen y, además, las utilicen correctamente. De otra manera el proyecto terminaría fracasando.
Otra cosa que no debemos olvidar es que un proceso de transformación digital es transversal a toda la empresa, no se trata de convencer e involucrar a unos pocos o a unos departamentos concretos sino de liderar un cambio de mentalidad en la empresa que llegue a todos.
¿En que nos puede ayudar la transformación digital para mejorar la empresa?
- En agilizar procesos
- En el análisis de datos para comprender el mercado y sus demandas
- En llegar antes al cliente
- En obtener información estructurada y accesible en el momento que se la necesite
- En hacer seguimiento real con ánimo de mejora en proyectos
- En el mejor posicionamiento frente a la competencia que no se ha transformado.
- Mejora la rentabilidad del negocio gracias, por ejemplo, a la automatización de procesos que minimiza costes
- Genera nuevas oportunidades de negocio
- Atrae el talento
- Se pueden crear bienes puramente digitales a través de servicios digitales en el comercio b2b o b2c
- En mejorar la agilidad y flexibilidad de respuesta a necesidades
- En mejorar la transparencia para poder comparar el rendimiento del producto según opiniones de usuarios, los precios, los niveles de servicio…
Todas estas ventajas están directamente relacionadas con el paradigma de la transformación digital el cual hace aumentar de manera exponencial las posibilidades en la gestión de la información al permitir combinar datos sobre clientes, servicios, procesos, oportunidades, recursos… creando nuevas fuentes de valor y de ingresos que antes no tendríamos accesibles. Pero la mayor de las ventajas es la supervivencia.
Esta revolución tecnológica cuenta con el apoyo del Gobierno de España que a través de su programa Industria Conectada 4.0 quiere ayudar a introducirse en las tecnologías digitales de la industria a todas aquellas PYMES que lo soliciten. El objetivo es que el tejido empresarial español no se quede rezagado. Y es que las empresas que no se digitalicen ponen en peligro su propia existencia.