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Uno de los objetivos de cualquier biblioteca que preste servicio público es el de apoyar la autoeducación y la educación formal de las personas que las visiten. Y este no es un tema baladí. Es necesario un buen equipo interdisciplinar de profesionales que cumplan funciones especificas con las que facilitar al público esta tarea.



Precisamente de las competencias que deben recoger estos profesionales nos habla el fantástico estudio del Grupo de Trabajo sobre Perfiles Profesional del Consejo de Cooperación Bibliotecaria, en la que se nos explican los distintos roles que pueden ser desempeñados dentro de una biblioteca. Estos perfiles profesionales llevan aparejados distintas competencias que se desarrollan en cada uno. Entendemos como competencia el conjunto de saberes, habilidades y cualidades que permiten a la persona realizar una actividad compleja de manera eficaz. No sólo se trata de las cualidades que poseamos como individuos si no que profundiza hasta el aprendizaje teórico-práctico, que posteriormente nos permite desenvolvernos en las tareas como profesionales especializados.

¿Y qué competencias debe tener un profesional que maneja información en plena era de la información? Parece obvio que el conocimiento del manejo de la información se sitúa en el centro de sus necesidades, a través de competencias tecnológicas, conocimiento de la información crítica y los recursos más adecuados para extraerla, filtrarla y servirla ágilmente al público. Es decir, un bibliotecario necesitará, en términos generales, todas aquellas competencias que posibiliten adquirir al usuario de la biblioteca el conocimiento que necesita.

estantería llena de libros

Y es que la biblioteca ya no puede definirse solamente como un espacio que guarda un conjunto de libros organizado y sistematizado. En plena era de la información han proliferado las bibliotecas digitales que requieren una manera de trabajar diferente. Los métodos de trabajo sobre las colecciones son distintos, las búsquedas, las consultas, los proyectos de digitalización etc. La definición de políticas de acceso y uso se centran en aumentar el valor del servicio al usuario, no sólo ofreciendo lo que demandan si no guiándoles con el objetivo de ampliar su conocimiento y haciéndolo, además, en el momento preciso para fomentar el proceso de ampliación de conocimiento. Y eso solo se puede lograr con unas competencias sólidas que permitan crear valor a través del conocimiento certero y estrecho y de la empatía de escuchar al otro (usuario) con el claro objetivo de apoyarle en su búsqueda de saber.

En muchas ocasiones esta relación entre biblioteca y usuario se da por medios telemáticos como formularios o buzones de sugerencias por lo que la información de calidad que proporcionemos actuará de baremo para que el usuario valore y aprecie los servicios ofrecidos en función de la información facilitada por el profesional de la biblioteca.

Y si el objetivo es prestar apoyo a la educación y formación, los entornos digitales brindan una oportunidad muy valiosa para hacerlo de manera personalizada. Acceder a tu biblioteca virtual y que sea eso, tuya. El acceso, la presentación y organización o las consultas, que pueden ser confeccionadas para que el usuario sienta que está en un entorno propio, con sus consultas propias realizadas, sugerencias en función de sus inquietudes, que dan como resultado servicios personalizados que ofrezcan verdadero valor añadido... Todo esto solo puede lograrse a través de un trabajo previo de profesionales con altos conocimientos y competencias en la materia que desarrollan.

Archivadores

Competencias de los profesionales bibliotecarios

Después de lo expuesto podemos deducir que hay algunas competencias profesionales que deben ser comunes a todo gestor de la información. El trabajo en equipo, la curiosidad por lo novedoso o la comprensión del negocio deben ser características básicas en estos profesionales.

El trabajo en equipo es fundamental porque el trabajo de la gestión de la información es transversal y se enfoca en equipos multidisciplinares con parcelas del conocimiento diferenciadas pero que deben coordinarse para prestar un buen servicio. La comunicación y la comprensión deben, por tanto, ser fluidas para poder identificar y utilizar el lenguaje más efectivo para la consecución de los retos que se planteen.

La curiosidad ante lo nuevo es un bien muy preciado ya que muchos optan su reverso tenebroso, el miedo. El cambio debe concebirse como una oportunidad de mejora y aprendizaje ya que los cambios están a la orden del día en sectores como el de la gestión de la información, sea a nivel centro de documentación, archivo o biblioteca.

La comprensión del negocio es una competencia básica para comprender donde estamos, hacia donde vamos y cuales son los mejores medios para lograr los objetivos. Un conocimiento de mercado y clientela es fundamental para lograr aportar al objetivo final de nuestra organización.

Por otro lado, tenemos competencias específicas para según que puestos de trabajo y organizaciones en los que se desarrollen. Tomando como referencia el antes citado trabajo sobre perfiles profesionales del Sistema Bibliotecario Español y el estudio, algo más antiguo, de la SLA (Special Libraries Association) Competencies of Information Professionals of the 21st Century vemos similitudes entre las competencias que se desarrollan en los puestos específicos que se explican en el estudio español y en el de la SLA.

Se categorizan cuatro grupos de competencias profesionales:

  1. Las unidades de información. Entendidas como dirección estratégica y toma de decisiones. En este grupo estarían perfiles como directores, gerentes y jefes de área. En estos perfiles se valoran competencias como la comunicación personal e institucional, la planificación, la gestión de presupuestos, personas y proyectos, la coordinación de activos, así como el análisis y evaluación de estas gestiones.
    Diseñar servicios efectivos, construir un buen equipo de trabajo y planificar un buen retorno de la inversión de la gestión la información son competencias muy valoradas en estos roles.
  1. Recursos de información y documentación. Aquí se gestionan los recursos de la información sea cual sea su naturaleza. La gestión de las adquisiciones, catalogaciones, clasificación, organización y aplicación de normativas e instrumentos de apoyo como tesauros u otros instrumentos de descripción. En este apartado encontramos a técnicos de colección y bibliotecas que deben aplicar el derecho de la información y gestionar los contenidos adaptándolos y actualizándolos continuamente para conseguir desarrollar adecuadamente todas las actividades culturales planificadas. También en este segmento existen otros roles de apoyo como el cuerpo de auxiliares.
  2. Gestión de servicios de información que gestionan los servicios ofrecidos a usuarios y garantizan su eficiencia y calidad. Los técnicos responsables de servicios a usuarios se encargarían de estas tareas ya que se responsabilizan de que los usuarios tengan a su alcance todos los recursos de la biblioteca de manera eficiente.

  3. Aplicación y aprovechamiento tecnológico. Los técnicos responsables de las tecnologías de la información son los que planifican y ponen los recursos tecnológicos necesarios para el buen funcionamiento de la biblioteca. A estos técnicos se les presuponen competencias tales como comunicación, gestión, diseño tecnológico, aplicación de tecnologías al mundo bibliotecario, la publicación y la edición. Necesitan, por tanto, gran capacidad de adaptación, rigor y fluidez en la comunicación con el resto del equipo

Vemos como los profesionales y gestores de la información como los bibliotecarios, poseen competencias muy completas que pueden abarcar desde un ámbito de especialización muy concreto hasta la coordinación de equipos multidisciplinares, siempre con un aprendizaje continuo y la reinvención de productos y servicios a través de tecnologías y entornos cambiantes. Por tanto, la planificación es esencial para crear contenidos accesibles e idóneos para cualquier tipo de público. Y para llevar a cabo esa planificación es necesario un equipo de profesionales especializados que sepan llevarla a cabo correctamente y en los términos ideados, todo con el objetivo final de acercar al usuario conocimiento, saber e información de manera eficaz y eficiente.