La implicación de los CEO se vuelve cada vez más necesaria para dirigir políticas en el ámbito de la Responsabilidad Social Corporativa.
Actualmente existe una tendencia que marca el devenir de las empresas hacia una mayor sostenibilidad medioambiental en sus prácticas empresariales. Existe, además, una concienciación internacional para cumplir objetivos globales que permitan rebajar el consumo voraz en el uso de materias primas. Esta concienciación viene apoyada desde la Unión Europea con un primer objetivo claro: evitar el calentamiento global provocado por un cambio climático acelerado.
El papel de las empresas en esta concienciación medioambiental es determinante ya que son unas de las principales causas de la alta emisión a la atmósfera de los llamados gases de efecto invernadero. En este sentido, la estrategia que sigan en materia de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) debe ser expuesta a la opinión pública directamente y sin tapujos por sus principales responsables y debe contar con un plan integral que abarque diferentes espectros como el social, el medioambiental y, por supuesto, el de la transparencia.
En políticas de materia social existe un punto de partida claro que es el respeto por los derechos humanos en todas las operaciones empresariales, en relación con otras organizaciones y en la cadena de valor. Se persigue lograr que las personas que trabajan no caigan en la discriminación, el abuso y la pobreza pudiéndose generar relaciones de confianza estables y duraderas.
Los derechos humanos deben ser el marco general donde se asienten y estructuren las políticas de RSE siendo el principal de ellos el derecho a la dignidad. La defensa de estos derechos fundamentales se ha trasladado desde los gobiernos y ha sido compartida también por las empresas en el marco de sus políticas de responsabilidad corporativa. Estas políticas suelen aglutinar derechos inherentes al ser humano como son los derechos humanos, pero también otra clase de derechos como los laborales y los ambientales.
Todos estos derechos deben ser promovidos desde las opiniones y manifestaciones públicas de sus CEO como modo de promover el respeto y de construir relaciones sólidas con las comunidades y partes interesadas.
En políticas de materia medioambiental cada empresa debe intentar aportar sus mejores esfuerzos para mitigar el calentamiento global del planeta a través de dos objetivos fundamentales como son la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y el consumo de combustibles fósiles.

Cualquier acción medioambientalmente responsable resulta interesante. Por ejemplo, desde nuestra compañía potenciamos la economía circular que se basa en el concepto de reducir-reciclar-reutilizar, en el que el ciclo de vida de un producto no finalice abruptamente sino que se pueda seguir tratando para darle nuevos usos. Uno de los usos más extendidos, y por el que Normadat apuesta firmemente, es la reutilización del papel para lograr una total eficiencia en su uso. Apoyamos la concepción de líneas de negocio donde tratamos de manera prioritaria los posibles impactos medioambientales que pueden generar, integrando flujos de trabajo, stocks, materiales y utilización de recursos y energía de manera ecológicamente sostenible donde los residuos de unos se convierten en recursos para otros a través del reciclaje, la reutilización etc.
La sostenibilidad debe estar claramente definida en las políticas de RSC y estar en boca de los responsables de las empresas. Como os contábamos en este post las opiniones vertidas por los CEO de las compañías ganan cada vez un mayor peso en la imagen que el público tiene de las empresas, también en materia medioambiental que debe estar bien definida y publicitada desde los discursos y acciones de sus máximos representantes.
La sostenibilidad ambiental en las empresas resulta esencial para la gestión de la transición hacia una economía mundial sostenible que combine la rentabilidad a largo plazo con la justicia social y la protección del medio ambiente, siendo uno de los principales retos que tenemos por delante y que está siendo impulsado y fomentado por leyes como la Ley 11/2018 que realiza cambios importantes en otras leyes como la Ley de Sociedades de Capital, el Código de Comercio y Auditoría de Cuentas impulsando la divulgación de información no financiera o relacionada con la responsabilidad social corporativa para medir, supervisar y gestionar el rendimiento de las grandes empresas y su impacto en la sociedad.
Las empresas debemos ser conocedoras del papel que tenemos en la sociedad y con el medioambiente y fomentar, por tanto, un modelo de consumo responsable en el que la ética empresarial sea considerada como un factor de peso (que posibilitará, además, la proyección de marca sostenible para con los consumidores). Los CEO deben ser el altavoz que difunda estas nuevas políticas de RSC frente a una sociedad que está cambiando y ahora exige una mayor conciencia y sensibilidad en la opinión pública. La transparencia es, pues, una obligación para todas aquellas empresas que quieran dar a conocer sus políticas y acciones en materias sociales y medioambientales y promover un cambio productivo hacia modelos de negocio, economicamente y productivamente, más sostenibles.