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¿Qué modelos de negocio existen en procesos de homologación de proveedores? Desde el pago por uso de una plataforma hasta la externalización total del proceso. Te contamos las opciones que tienes para contratar este tipo de servicios.

Un proceso de homologación de proveedores es utilizado para evaluar a los proveedores y determinar cuáles son válidos para participar en nuestros procesos de compra, ayuda a mejorar la relación entre empresa y proveedor, otorga un mayor grado de seguridad en el cumplimiento legal y nos faculta para seleccionar a los mejores proveedores.

Pero no todas las empresas tienen las mismas necesidades, ni las mismas obligaciones legales. Hay algunos sectores como el farmacéutico o el automovilístico tienen obligaciones legales específicas. Otros sectores operan bajo un abanico más laxo a la hora de seleccionar a sus proveedores.

Como ya os avanzábamos en este post, contar con proveedores fiables y al corriente de sus obligaciones legales y tributarias resulta fundamental para no quebrar la cadena de suministro.
Generalmente se pone más énfasis en cuidar las relaciones con el cliente por percibirse como el eslabón final de la cadena y el que reporta el beneficio económico.

Ayuda de Proveedores

Pero las empresas no sólo deben cuidar al cliente. Es un error muy común poner más la atención en el cliente relegando al proveedor, sin tener en cuenta que, lo que afecte a uno, afectará también al otro.  Todas las empresas deben preocuparse también por sus proveedores, cuidar de ellos y ofrecerles garantías comerciales y en el pago para que todos salgan ganando. Los clientes serán los primeros que se beneficiarán de una cadena de suministros fuerte y eficiente.

Esta relación es recíproca. 

 

El cuidado de los proveedores pasa también por procesos de control y homologación de éstos. Contratar servicios especializados permite a las empresas centrarse en sus procesos donde si aportan valor y esto trae como consecuencia que puedan concentrarse en sus tareas, reduce sus costes y aumenta la calidad de los servicios o productos ofertados.

Existen cuatro grandes modelos de negocio en la homologación de proveedores:

Software como servicio (SaaS). La empresa contrata el uso de una plataforma externa especializada en este tipo de operativas. Esta plataforma es utilizada por el cliente para conocer el estado de sus proveedores, por eso suele ser utilizada por los departamentos de Calidad. En este modelo, tanto el software como los datos están centralizados en un servidor externo. El cliente accede al software contratado a través de Internet.
BPO (Business Process Outsourcing). En este modelo la plataforma externa es gestionada también por personal cualificado no perteneciente a la empresa cliente. En esta opción prima la externalización completa del servicio. Aunque los clientes suelen disponer de un usuario que gestiona la información que ofrece. Este tipo de usuario se especializa en la obtención de informes (reporting) y aprovecha el conocimiento de la plataforma, pero no la alimenta ni gestiona el día a día.
BPO y plataforma interna. En ocasiones las empresas disponen de soluciones de software interesantes para la gestión de los proveedores, pero no tienen los recursos humanos suficientes para atenderlas correctamente. La externalización de la gestión de este tipo de actividades en un proveedor especializado, garantiza un servicio de calidad controlado a partir de indicadores clave de rendimiento y servicio (KPIs). Se delega la gestión de los medios, en este caso el software propietario, en favor del control óptimo del servicio. El apoyo profesional de empresas especializadas asegura un correcto funcionamiento de la parte del software.
Gestión interna y software propietario. En este modelo de negocio la empresa asume el control directo sobre la operativa de homologación ya sea porque este tipo de procesos son críticos para una organización, por políticas de empresa o por cuestiones legales. El inconveniente en este modelo es que puede existir el riesgo de no enfocarse en lo importante e invertir un importante número de recursos en procesos que no aportan valor al cliente ni a la propia empresa.

Las necesidades de tiempo y personal dedicado a este tipo de tareas deberán indicarnos a que modelo de negocio estamos más orientados. No debemos olvidar de que la elección de proveedores implica que podamos convertirnos en responsables subsidiarios de su proceder empresarial, puesto que nos deberemos responsabilizar de la deuda derivada de la parte que corresponda a los servicios de la contratación, en caso de que ésta se produzca.

Al constituir un control en la relación con nuestros proveedores podemos priorizar sus aspectos como mayores controles de calidad, que dispongan de políticas activas para mejorar el medio ambiente, políticas de responsabilidad social corporativas, conocer cuales son los documentos que pueden afectarnos y controlar que los tengan al día, por ejemplo, los seguros de responsabilidad, los TC, certificados de estar al corriente de pago con Hacienda…

Cadena de suministro soportada por proveedores
Todo esto nos permitirá obtener una serie de ventajas. Trabajar con proveedores de calidad que ofrezcan seguridad en sus relaciones es la primera y más importante de ellas. Pero también obtendremos beneficios como una mejora de nuestros productos o servicios, una mejora de nuestra imagen al trabajar sólo con empresas que cuidan del medio ambiente y tienen políticas potentes de responsabilidad social, evitaremos riesgos en el futuro al trabajar con proveedores solventes y, por supuesto, tendremos que dedicar menos recursos al control de riesgos y a posibles subsanaciones de sus fallos.